Saturday, March 27, 2010
APOLO Y DIONISO, UNA MIRADA A OCCIDENTE
Los dioses griegos son personalidades definidas que se relacionan en un espacio dramático.
El primero en visualizarlo es un ciego: Homero.
En muchos sitios de la Europa del Este se sigue representando el poema de la Iliada y la Odisea a través de cánticos que se van modificando libremente
Fidias el gran escultor de la mitología, se encargó de corroborar las imágenes que Homero había creado en su cabeza y que sólo habían sido transmitidas por generaciones de manera oral. El arte de Fidias, que llevó a Grecia a su etapa clásica, fue hasta el siglo V, antes de esto el mundo griego era capaz de poner en juego las fuerzas dionisíacas y apolíneas y con esto equilibrar el cosmos.
(La Iliada
Narra la cólera de Aquiles; semi dios hijo de Tetis, una ninfa del mar y Peleo Rey de los mirmidones.
Los veinticuatro cantos o rapsodias, compuestos por 15,691 versos tratan en sí, de los nueve días finales del asedio a Troya; la obra inicia con la cólera de Aquiles, su retiro de la lucha y culmina con la muerte de Héctor (hijo de Príamo Rey de Troya y Hécuba).
Tras nueve años de guerra entre Aqueos y Troyanos la peste se desata en el campamento Aqueo, el adivino Calcas vaticina que la peste no cesará hasta que Criseida, esclava de Agamenon (comandante del ejército Aqueo), sea devuelta a su padre Crises, sacerdote de Apolo.
El Rey Agamenón entrega a Criseida, pero enojado arrebata a Aquiles su parte del botín, la sacerdotisa Briseida; afrentado Aquiles se retira de la lucha hasta en tanto el fuego Troyano no alcance sus naves. Inmediatamente su ausencia se nota en el campo de batalla, los troyanos encabezados por Héctor causan estragos en el campo de lucha, estando el enemigo muy cerca de las naves; Patroclos, escudero y amigo de Aquiles le ruega le permita participar en la batalla enfundado en la temida armadura de Aquiles.
Patroclos vestido o disfrazado como Aquiles causa temor entre los Troyanos y los pone en fuga; pero Héctor, matador de hombres no cae en el ardid y da muerte a Patroclos y lo despoja de la armadura de Aquiles. El dolor de Aquiles es muy grande, su madre Tetis pide a Hefestos, dios del fuego, fabricar una espléndida nueva armadura para su hijo Aquiles. Encolerizado Aquiles regresa al campo de batalla; deseoso de vengar a Patroclos, da muerte a tantos guerreros Troyanos que llena de cadáveres y sangre el lecho fluvial del rio Escamandro; indignado el rio lo ataca y se da una fiera lucha entre el semi dios
Aquiles y el Escamandro, la intervención de Hefestos permite la salida victoriosa de Aquiles.
Tras una persecución alrededor de Troya, Aquiles da muerte a Héctor, lo despoja de sus armaduras y como trato ignominioso, ata una cuerda a su carro de batalla y arrastra el cadáver de Héctor.
La Odisea
Consta de 24 cantos. Al igual que muchos poemas épicos antiguos, comienza “in medias res”, lo cual significa que empieza en mitad de la historia, contando los hechos anteriores a base de recuerdos o narraciones del propio Odiseo. El poema está dividido en tres partes.
En la Telemaquia (cantos del I al IV) se describe la situación de Ítaca con la ausencia de su rey, el sufrimiento de Telémaco y Penélope debido a los pretendientes, y cómo el joven emprende un viaje en busca de su padre.
En el regreso de Odiseo (cantos del V al XII) Odiseo llega a la corte del rey Alcínoo y narra todas sus aventuras desde que salió de Troya.
Finalmente, en la venganza de Odiseo (cantos del XIII al XXIV), se describe el regreso a la isla, el reconocimiento por alguno de sus esclavos y su hijo, y cómo Odiseo se venga de los pretendientes matándolos a todos. Tras aquello, Odiseo es reconocido por su esposa Penélope y recupera su reino. Por último, se firma la paz entre todos los itacenses).
Para narrar tanto la Ileada como la Odisea, no era necesario escribir los versos porque hacerlo hubiera implicado el que las ideas quedaran estáticas, el movimiento interno de la poesía le permitía variantes, omisiones y todo tipo de imágenes nuevas dentro del mismo poema en cada ditirambo o verso.
El mundo arcaico de Grecia genera una relación entre la naturaleza y la colectividad que busca el equilibrio. Conforme la sociedad va avanzando, se hace más tensa la fuerzas primigenia en contra del entorno social. Los Héroes legendarios, son el primer muro de contención y deberán vérselas con monstruos, furias y erinas.
Grecia es la primera cultura en establecer una separación entre culto celeste y culto terrenal. La grandiosidad griega es apolínea. Los dioses vivían en una cumbre que rozaba el cielo. Desde las alturas la tierra se mira con desprecio. En esa elevación se crea el conceptualismo e intelecto máximos de occidente.
Durante treinta dinastías, del faraón egipcio, un rey divinizado, masivo, ajeno, fuerza impositiva de un canon preestablecido, llegamos al “kuros” griego, un joven divinizado. Entre el imperio antiguo faraónico de Egipto y Fidias en Grecia transcurren dos mil años de historia, pero en la historia del arte hay sólo un paso. El paso que da la imagen, de una escultura de cuerpo cerrada, a una imagen que libera la masa del aire. El cuerpo y su movimiento, la fuerza de un paso adelante altera por completo la idea del arte. La historia del arte griego es la búsqueda de la perfección, a través del ensayo y el error.
Los dioses griegos son tan bellos como los humanos, su carne es sensual pero la gran diferencia es que es incorruptible.
La visibilidad de los dioses griegos es intelectual, es una simbolización del espíritu sobre la materia, es el triunfo del espíritu. El arte es una glorificación de la materia en el espíritu.
Grecia busca plantear su ideal en lo inteligible, lo determinado, lo mensurable, como opuesto a lo fantástico, lo vago, lo informe. Lo apolíneo es una línea trazada en contra de a naturaleza. La filosofía busca esclarecer el misterio, lo revela a través de una idea. Trabaja en la idea y rechaza cualquier imagen por idólatra. Sólo ciertas imágenes pueden ser representadas.
Debido a que la elevada condición genera arte, podemos asumir que en la naturaleza no hay pensamiento, ni idea, luego entonces, no hay arte.
El mundo griego transformó a las imágenes distantes y barbadas del mundo medio oriental en hermosos jóvenes o efebos. El arte del efebo llegó a ser el amaneramiento helenístico. Dejar atrás toda idea de la belleza arcaica, de la conexión con la tierra.
Apolo, asociado con Artemisa, buscan la belleza elevada. Por primera vez, una mujer es parte de esa cacería. Lejos ha dejado su vocación de ser fértil y se nombra amazona de la belleza occidental. La que ha sido creada por el hombre. Triunfo de la mirada estética. Apolo y Artemisa son la representación del rayo de la belleza, su mirada es fría, distante, poderosa.
Artemisa es la amazona del Olimpo, aquella que busca en la virginidad un derecho y busca en el bosque recuperar la fuerza natural.
La batalla entre griegos y amazonas es uno de los más grandes temas de Grecia. La amazonomaquia o lucha de las amazonas significa la lucha de la civilización en contra de la barbarie.
Sólo hubo una amazona que se dejó vencer ante el amor, Pentesilea. Aquiles lucha contra ella y la vence desenmascarándola.
Artemisa o su representación en copias romanas, es púdica, resiste el haber sido vista durante su baño en el río tapándose delicadamente. Es vulnerable, es al mujer sometida al mundo del hombre. Su cuerpo es un objeto descubierto que existe a partir de la mirada de quien la sorprende, la vulnera y la elige.
Palas Atenea, es la diosa elegida por los atenienses, es quien gana a Poseidón por derecho propio, por inteligencia. Es la diosa que surge del pensamiento de Zeus, de un dolor de cabeza espantoso, sale armada, con sus escudo con el rostro de Medusa y con la égida que es su protección natural y que está hecha de la piel de una cabra y de serpientes que representan la fuerza ctónica. Es un soldado inteligente, una mujer que jamás cumplirá con su función de mujer. Una diosa que protege a una ciudad y que, como guardiana, no descansa nunca.
Atenea es la pureza aterradora, reta todo y a todos.
Atenea nace de la agresión, tiene que abrirse camino. Es de una sexualidad dual pero no usa su sexualidad.
Atenea representa sólo el yo despierto, las energías diurnas. La Gorgona está en el pecho de Atenea pero no en su corazón.
Atenea actúa con frío cálculo. Es la fuerza de la astucia, esta divorciada de la tierra porque representa la inteligencia del hombre, elaborada por el hombre.
Se limita a funcionar y a estabilizar.
Dioniso representa la eliminación de la mirada occidental. Es el heredero de la gran madre, de la fuerza ctónica. Es el más grande de los dioses agónicos de las culturas mistéricas. De su culto surge los dos rituales que más han afectado a la cultura occidental: la tragedia y la liturgia cristiana.
Ditirambo o verso griego significa doble puerta, es abrir a una dualidad. Dioniso puede cruzar el umbral de la sexualidad y convertirse en ménade. Lo hace cuando las orgías dionisíacas lo provocan. Dioniso es un fluido, es humedad que baña la tierra y la fertiliza, es el liquido que preña a la naturaleza, funciona para continuar el ciclo de la vida.
Dioniso está en todo, nada le repugna porque es parte del todo, de las fuerzas de la tierra y en las del cielo. Dioniso nos recuerda que somos esclavos de nuestro cuerpo, es tormento y es angustia por no poder prolongar en el cuerpo la idea que tenemos de este.
Dioniso representa al placer doloroso, es el barbarismo y la brutalidad de la madre naturaleza. En Dioniso no hay serenidad, hay una ruptura del orden creado por el mundo apolíneo. La orgía dionisíaca terminaba en desmembramientos y mutilaciones.
La naturaleza dionisíaca es un cataclismo. En la danza son contorciones que casi rompen el esqueleto, parecidas a los concierto de rock y a los “raves”
Grecia buscaba el equilibrio entre la conciencia de orden y la fuga de energía dionisiaca, las fiestas o carnavales no eran espectáculos para distraerse, era un ritual de concentración que buscaba la catarsis. En el arte se pretende reconstruir ese pasaje. El carnaval con su máscara es poder revelar una realidad más profunda ocultando el rostro que a su vez oculta todo.
El cuerpo elegido, sustituto del dios, es sacrificado y hecho pedazos y esparcido o ingerido como semilla de la nueva vida.
Comerse a la divinidad es interiorizar la fuerza divina. Isis toma los pedazos de Osiris y con estos engendra a Horus.
En la última cena el Cristo toma pan y vino y lo reparte entre sus discípulos y dice “Tomad y comed todos de mi cuerpo…”. La transustanciación es un acto en el que no hay simulación, es el cuerpo y la sangre del Cristo.
Las religiones mistéricas implican una comunión, una unión de lo divino con lo humano. Es una vibración, un temblor, una entrada del tiempo mítico recuperando un tiempo que se ha reducido a ser lineal.
Lo apolíneo y lo dionisiaco. Los dos grandes principios occidentales, gobiernan la vida y el arte. Dioniso es la identificación y Apolo es la objetualización.
Dioniso nos transporta hacia otros lugares, tiempos y otras sensaciones. Apolo es la distancia fría y severa de la identidad y el pensamiento categórico occidentales.
Dioniso implica éxtasis, histeria, promiscuidad, emoción, discriminación de toda idea práctica.
Apolo es la obsesión el “voyeurismo”, la idolatría, la mirada fría y agresiva, la petrificación de los objetos.
La belleza completa es imposible igual que la armonía no puede ser. Nuestras ideas y sensaciones separan el cuerpo.
El arte refleja y resuelve el eterno dilema humano del orden contra la energía.
Apolo marca las líneas que encuadran a la civilización y que conducen la convención a la opresión y a la limitación.
Dioniso es la energía desatada, insensible, destructiva y derrochadora.
Apolo es la ley, la historia la tradición, la dignidad, y la seguridad de la costumbre y la forma.
Dioniso es la novedad excitante y tosca que se lleva todo por delante para volver a empezar.
Apolo es un tirano, Dioniso es un vándalo. Hemos sembrado el mundo de occidente de estas dos fuerzas, una la que nos lleva a las grandes creaciones, a los espacios construidos, a las ideas alcanzadas, la otra es la que cuestiona esos espacios para plantear otros y jamás terminar.
Apolo, unidad y pureza, Dioniso cambio y metamorfosis.
Dioniso es el que nos permite dejar de ser nosotros mismos. Apolo nos hace regresar a nosotros mismos.
Para Ernst Cassirer, el mundo mítico estaba lleno de imágenes caóticas, inestables, en proceso de metamorfosis, constantes. El mundo se encarga de ordenar las cosas y las propiedades.
El ser creador en cualquiera de sus posibilidades lucha por contener ese caos y volverlo imagen.
Las visiones oníricas son magia dionisíaca que actúa en la inflamación sensorial del sueño. El sueño es la caverna a donde descendemos noche tras noche; es la cama, la madriguera que nos conduce en el tiempo a otro tiempo, el tiempo primigenio.
Apolo se encarga de lo bello, lo visionario en cuanto es control de la energía, todo lo que tiene que ver con la vista. Con la distancia estética. El ojo es el punto de vista. La húmeda fluidez dionisíaca suaviza las afiladas aristas de las cosas.
Dioniso amplia la identidad pero mata la individualidad. Ésta pertenece al mundo de Apolo. El cristianismo intentó separar las fuerzas naturales del amor pero no lo ha logrado del todo. Dioniso otorga libertad de acción pero no derechos civiles. En la naturaleza entramos en el caos y participamos de la orgía sin posibilidad de apelación. En la cultura universal buscamos esa mesura que sólo imaginamos y que jamás tendremos del todo.
Si el ser humano se olvida del equilibrio que debe tener con la tierra, construye más alto, rebasa los límites, se vuelve soberbio, reta y se aleja pensando que es dios de su propio mundo. Por eso las caídas son más terribles. El entorno social se ha decantado sin tomar en cuenta que esa naturaleza existe. Por eso las cárceles, las leyes, la pena de muerte. El ser humano no acaba de entender su propia naturaleza, la disfraza de ley, derechos y moral.
Grecia ha quedado atrás, el triunfo de la forma, lo sublime conquistó el espacio y desterró al ritual, al reconocimiento en el arte, el amor y la religión.
Susana Crowley
Bibliografía:
Margaret Mead; Masculino y femenino (1949) Madrid, Minerva ediciones.
Mircea Eliade, Shamnism: Archaic Techniques of Ectasy, Nueva York 1964
Homero, Odisea. Espasa Calpe. (1994)
Jane harrison, Themis: A study of the Social Origins of Greek Religión (Cambridge, 1980)
Máximo Cacciari, El dios que baila, espacios de saber,Paidos, Buenos Aires 1999
Información extractada de Weekepedia.
Thursday, March 18, 2010
El nacimiento del ojo occidental
La mitología empieza con la cosmogonía, la creación del mundo. De algún modo, del caos surgió la materia. Al principio hay objetos y seres. Las cosmogonías varían de una sociedad a otra. Los cultos terrenales aceptan la prioridad y la primacía de la naturaleza. Para los cultos celestes como el judeo cristianismo, Dios creo a la naturaleza. Su conciencia lo precede y lo abarca todo.
En el génesis, la creación es racional y sistemática. La evolución de las formas avanza de manera majestuosa sin derramamiento de sangre o cataclismo. Cuando el “tremendum” se presenta, hay una contraparte, el hombre elegido para guiar al pueblo y perpetuar la especie (el arca, la salida del pueblo de Egipto etc.)
El Cosmos es una morada marcada para el hombre.
Dios es incorpóreo, no tiene sexo ni lo usa porque está más allá de él, está más allá de la naturaleza. La naturaleza pertenece a un estrato inferior que está controlado por quien todo fue creado.
Sin embargo Dios es claramente un él, es padre y no madre. Lo femenino está subordinado.
Eva es un trozo de la tripa de Adán.
La masculinidad, ordena, muestra un camino, piensa y, dentro de ese pensamiento crea, crea lo intelectual y crea la fuerza de la razón, crea el sistema social y crea a todos sus componentes.
El artista es parte de ese componente, por un lado lucha por ser parte de esta posibilidad de plantear el mundo desde su temperamento y por otro lado, sufre los embates al estar cerca de la naturaleza y tener su propia naturaleza.
El Génesis es una declaración de independencia masculina a partir de la cual se separa por completo de los cultos matriarcales.
Pero el espíritu nunca puede liberarse de la materia.
Sólo si la mente se imagina libre puede avanzar la cultura.
Antiguamente, cuando el hombre se reconciliaba con la naturaleza, quedaba atrapado en ella.
Los grandes logros de la cultura son su lucha contra la naturaleza.
El Génesis, en su manera de contar el inicio le da una oferta de esperanza al hombre, construye el mundo prescindiendo de las fuerzas femeninas.
El principio de la creación está lleno de asesinatos, actos violentos, masturbación, incesto, todo lo que la sociedad hoy en día encontraría reprobable, pero no había otra manera de poblar la tierra y de marcar la fuerza gobernadora sino como la muestra de la naturaleza misma, controlada.
Khepri Crea al mundo después de autofecundarse
Nut tiene genitales masculinos y femeninos
Se la solía representar como una mujer desnuda, con el cuerpo arqueado a modo de bóveda celeste, revestida de estrellas. Algunas veces como una vaca. También se representaba como una mujer que lleva en la cabeza un jarro de agua. Sus extremidades simbolizaban los cuatro pilares sobre los que se apoya el cielo.
Nut, diariamente paría al Sol que viajando sobre su cuerpo llegaba hasta su boca, desapareciendo en el interior (o en la Duat), renaciendo al día siguiente.
Caín y Abel tienen una lucha de la cual surge un victorioso que inicia a la humanidad.
Hera es hermana y esposa de Zeus.
Isis y Osiris son hermanos y padres de Horus
La diosa Hator es la madre de su padre y la hija de su hijo
El judeocristianismo no habla de un Dios artista. Por eso, rechaza toda posibilidad de creación, ajena a lo que éste creó, porque en toda creación hay algo sexual.
Más tarde veremos como, a partir del romanticismo, se restauran ciertos mitos arcaicos, devolviendo a la imagen de la mujer un papel central en la acción creadora.
La Gran Madre provenía de un momento anterior al de la agricultura, las primeras tribus sedentarias, iniciaron con la línea matrilinial.
La línea paterna es muy posterior y es una necesidad de la sociedad de crear un “status quo” diferente a lo que la naturaleza marca, porque lo que ella busca es la relación matrilineal que emparente al ser humano con la naturaleza.
La paternidad es una ficción legal.
La idea de matriarcado ha rondado a figuras como la Mona Lisa y la Venus del Milo y se han terminado por convertir en arquetipos culturales
La virginidad es un atributo que hace autónomas a las diosas y a ciertas mujeres del inicio de la cultura. Por eso son las diosas de la fertilidad, porque están en potencia de ser pero se quedan intactas. La Gran madre es virgen en cuanto es independiente de los hombres.
Imaginemos en la Edad media, la opción de ser abadesa y retirarse a la observación de la vida en un monasterio.
La Gran madre no necesita a un hombre para fecundar la diosa egipcia Net da a luz a Ra por partenogénesis o autofecundación.
La madre diosa da la vida pero también la quita.
La Virgen del cristianismo es una diosa que ha sido arrancada de las fuerzas naturales, por eso pisa a la serpiente y se eleva como intercesora del hombre…
El Cristo original era un personaje femenino por eso pedía amor y daba amor. El Cristianismo como hijo del judaísmo se levantó contra los cultos paganos.
La naturaleza divina fue hombre y sobre esto se sustentó la creencia.
El cuerpo es el centro ritual en el que se lleva a cabo toda acción, su efecto nos hace evidente la realidad otra. La castración ritual sólo se puede hacer con piedras, cualquier otro material estaba prohibido ya que esto hace que la propuesta originaria varíe por completo. Es un recordatorio del inicio y diferenciación del ser humano con la naturaleza, entre más me marco, menos natural soy.
Lo curioso es que el ser contemporáneo trata de llevar a cabo el ritual para regresar a la naturaleza, re ligarse con la naturaleza.
Conforme la cultura fue evolucionando, la imagen de la mujer se emparentó cada vez más con las hechiceras, gorgonas y Furias, la vagina dentada era un paso que el héroe tenía que lograr antes de considerarse triunfador en el mundo. Rompe los dientes de la vagina y así la convierte en mujer, la posee y la vence.
La Gorgona era una especie de vagina dentada, en el arte arcaico se representa con un gesto burlón, grandes colmillos y la lengua fuera. Tiene serpientes en el cabello o alrededor de la cintura.
Es el espectral fuego fatuo de la noche. Perseo es el héroe que puede decapitarla siempre y cuando no la mire de frente. Perseo es el héroe triunfador. Por eso, en su escudo, Perseo lleva la imagen de la Gorgona.
Es un amuleto para evitar los malos espíritus.
Dentro de la historia del arte tenemos muchos amuletos, apropiaciones que el artista hace para contener a la naturaleza, porque él sabe que es vulnerable ante ella. Sólo la obra de arte le pone un dique a la muerte.
La transición de la naturaleza a la mujer como objeto, la descubrimos en la esfinge, era un demonio de destrucción y mala suerte, que se representaba con rostro de mujer, cuerpo de león y alas de ave.
El enigma con el que vence a todos los hombres, es el inasible misterio de la naturaleza que en cualquier caso terminará derrotando a Edipo. Cuando descubre su propia naturaleza, matar a su padre y apariarse con su madre, se da cuenta que no hay ley social que lo haya contenido, la exagerada razón raya en la locura.
(Edipo era el hijo del rey de Tebas y al nacer, el Oráculo de Delfos auguró a su padre, Layo, que el niño, una vez adulto, le daría muerte y desposaría a su mujer. Layo, queriendo evitar tal destino, ordenó a un súbdito que matara a Edipo al nacer. Apiadado de él, en vez de matarlo, el súbdito lo abandonó en el monte Citerón, colgado de un árbol por los pies, los cuales perforó. Un pastor halló el bebé y lo entregó al rey Pólibo de Corinto. Peribea o Mérope, la esposa de Pólibo y reina de Corinto, se encargó de la crianza del bebé, llamándolo Edipo, que significa ‘de pies hinchados’ por haber estado colgado.
Al llegar a la adolescencia, Edipo, por habladurías de sus compañeros de juegos, sospechó que no era hijo de sus pretendidos padres. Para salir de dudas visitó el Oráculo de Delfos, que le auguró que mataría a su padre y luego desposaría a su madre. Edipo, creyendo que sus padres eran quienes lo habían criado, decidió no regresar nunca a Corinto para huir de su destino. Emprende un viaje y, en el camino hacia Tebas, Edipo encuentra a Layo en una encrucijada, discuten por la preferencia de paso y lo mata sin saber que era el rey de Tebas, y su propio padre. Más tarde Edipo encuentra a la esfinge, un monstruo que daba muerte a todo aquel que no pudiera adivinar sus acertijos, atormentando al reino de Tebas. A la pregunta de «¿cuál es el ser vivo que camina a cuatro patas al alba, con dos al mediodía y con tres al atardecer?», Edipo respondió correctamente que es el hombre, quien gatea cuando bebé y se apoya en un bastón cuando viejo. Había también otro acertijo: «Son dos hermanas, una de las cuales engendra a la otra y, a su vez, es engendrada por la primera». Edipo contestó: el día y la noche. Furiosa, la Esfinge se suicida lanzándose al vacío y Edipo es nombrado el salvador de Tebas. Como premio, Edipo es nombrado rey y se casa con la viuda de Layo, Yocasta, su verdadera madre. Tendrá con ella cuatro hijos: Polinices, Eteocles, Ismena y Antígona y los dos hermanos se enfrentarían más tarde entre ellos a muerte por el trono tebano.
Al poco, una terrible plaga cae sobre la ciudad (la peste), ya que el asesino de Layo no ha pagado por su crimen y contamina con su presencia a toda la ciudad.
Edipo emprende las averiguaciones para descubrir el culpable, y gracias a Tiresias descubre que en realidad es hijo de Yocasta y Layo y que es él mismo el asesino que anda buscando. Al saber Yocasta que Edipo era en realidad su hijo, se da muerte, colgándose en el palacio. Horrorizado, Edipo se quita los ojos con los broches del vestido de Yocasta en señal de la ceguera que siente por no haber visto la realidad antes y ordena a Creonte, que lo expulse de la ciudad. Sólo su hija y hermana Antígona le guía por donde tiene que caminar. El libro concluye con uno de las caracteriscticas del teatro griego, la catarsis, expuesta por el coro, "...Nadie es dichoso hasta que muere...").
Furias y erinas son vengadoras. Las furias fueron creadas cuando las gotas de sangre de Urano que fue castrado por su hijo Cronos.
Pegaso surge de las gotas de sangre regadas de la cabeza de Medusa. En los primero rituales se regaba sangre y se degollaban gargantas para propiciar la fecundación del mundo.
Las sirenas cantaban atrayendo a los marinos, a su alrededor tienen un montón de huesos de sus vencidos. Cuando las sirenas triunfan, triunfa la naturaleza.
Circe la que seduce a Ulises, es Lilith, la primera mujer de Adán, cuyo nombre significa “de la noche” Lilith es una diosa del viento de la tradición babilónica, veía el sexo como una forma de ascensión; Lilit rivaliza con los hombres por su belleza corpórea.
(Lilit (o Lilith) es una figura legendaria del folclore judío, de origen mesopotámico. Se la considera la primera esposa de Adán, anterior a Eva. Abandonó el Edén por propia iniciativa y se instaló junto al Mar Rojo, uniéndose allí con Asmodeo, que sería su amante, y con otros siervos. Más tarde, se convirtió en una bruja que rapta a los niños en sus cunas por la noche y se une a los hombres como un súcubo, engendrando hijos (los lilim) con el semen que los varones derraman involuntariamente cuando están durmiendo (polución nocturna). Se la representa con el aspecto de una mujer muy hermosa, con el pelo largo y rizado, generalmente pelirroja, y a veces alada)
Afrodita, Circe y Lilith son la belleza aparente que oculta el horror de la naturaleza y engaña al héroe.
En La Pieta de Miguel Ángel tenemos a la virgen triunfadora por el cristianismo como intercesora, pero en esta ocasión, esta virgen sostiene a su hijo Cristo, del que la iglesia dice es esposa e hija y lo toma como si fuera un Adonis, imagen que encarna la belleza del Cristo.
Miguel Ángel lleva todo el paganismo a una escena sagrada y no puede renunciar a su naturaleza de artista. Hay algo de sensual y extremo en la imagen de “La Pieta” que nos hace pensar sobre si Miguel Ángel buscaba reflexionar sobre el sexo y la religión desde el punto de vista paganos.
¿Cómo empezó la belleza?
En occidente, el arte aleja a machetazos a la naturaleza.
Los cultos terrenales, al suprimir el ojo, encierran todo en el vientre de la madre. La naturaleza es la fuerza primordial, estridente y turbulenta.
La belleza es el arma que se crea para defendernos de ella.
Por medio de la belleza hacemos objetos, dándoles límites, simetría, proporciones.
La belleza detiene y paraliza el flujo aniquilador de la naturaleza.
La belleza es una creación colectiva del hombre
Fue en Egipto donde el arte se liberó por primera vez de su esclavitud delante de la naturaleza.
El arte tiene por condición su inutilidad mientras no sirve a algo más.
La belleza es el permiso para vivir del objeto artístico.
El objeto vive por sí mismo, como un Dios
La belleza es la luz interior del objeto artístico.
Esto nos lo dicen nuestros ojos.
La belleza es nuestra válvula de escape de la lóbrega envoltura de carne que nos aprisiona.
En Egipto el rey era la cabeza y el pueblo el cuerpo.
El faraón es un ojo sabio que jamás parpadea. Unifica lo disperso.
Fue la primera experiencia humana de la concentración condensación y conceptualización.
El faraón tenía un punto de vista una línea visual apolínea.
Egipto inventó la magia de la imagen, inventó el glamour, la belleza como poder y el poder como belleza.
Los aristócratas egipcios son los primeros “beautiful people” de la historia.
Las treinta dinastías egipcias se encuentran al lado de un río que genera toda la historia de una cultura. En el nace todo y se destruye todo. Frente a él está el sol que nace y muere todos los días.
La forma artística masculina se forma en Egipto. Es la primera que tiene “un ojo” revelador.
Las pirámides son una estructura cuadrada, angulosa contra las ondas de la naturaleza. Son escaleras celestes para un culto celeste.
La piedra hace arte de permanencia.
El obelisco es un falo que apunta al infinito, domina, centra en el poder toda su fuerza.
La imagen de Kefren es un reto a lo femenino, es una estética masculina.
Egipto es el primero en pasar del culto femenino a la belleza de la mujer. Los egipcios inventaron la elegancia que es simplificación y reducción, es la abstracción de una idea cultivada.
El busto de Nefertiti llama la atención por lo cercano que nos parece y al mismo tiempo es una imagen distante.
Nefertiti es lo opuesto a la Venus de Willendorf, es el triunfo de la imagen apolínea sobre la deformidad y el horror de la madre tierra.
El ojo occidental está alerta. Ha forzado a los objeto a entrar en un marco inmóvil. Nefertiti es el ojo de occidente. Irradia sensualidad y glamour. Data del reino de Akhenaton de 1375 AC. A pesar de que es una de las imágenes más conocidas de la historia del arte, ha sido al reproducida, ajustada a nuevos cánones, la original es dura e irreal.
Le falta un ojo. Probablemente se lo robaron o la castigaron cegándola los enemigos de esta dinastía.
Si la observamos con más detenimiento descubrimos que es casi un androide. Sus ojos son fríos imitan la mirada de un gato. Es la autoridad autodivinizada. Su fuerza seductora nos atrae y nos repele. La cabeza está deformada hasta el exceso. Es pensamiento superlativo. No tiene hombros ni cuerpo. Es pura cabeza porque es idea, es belleza creada por el hombre, una abstracción.
La idea de la belleza está basada en una cantidad enorme de exclusiones. Ya no es mística, es una forma contundente, definitiva, no permite interpretaciones metafísicas, es lo físico puro en idea.
Lo apolíneo aprisiona, Nefertiti está atrapada en su propia imagen.
Susana Crowley.
Bibliografía:
John A. Phillips; Eva la historia de una idea; 451,.Breviarios, Fondo de Cultura Económica.
Paglia Camilla, Sexual personae; 1990 yale University.
Tracey Warr, el cuerpo del artista; Phaidon.
E.M. Gombrich, La Historia del arte, Edit. Debate, 1995.
Arte Primitivo
En el principio…
En el principio estaba la naturaleza. Telón de fondo sobre el que se basan y sobre el que se han formado nuestras ideas sobre Dios.
La naturaleza es problema supremo. Tenemos que regresar al inicio para esclarecer la fuerza de la naturaleza en el ser humano, que lo ligan a eso que no es creado con el hombre.
El sexo es la naturaleza en el hombre; en el cuerpo que es su paisaje, se dibuja la parte que no es racional, que sólo tiene por condición ser.
La sociedad es una construcción artificial, una defensa contra las fuerzas de la naturaleza. Sin la sociedad, estaríamos a merced del mar de barbarie que es la fuerza ctónica (de la tierra).
A pesar de que los cambios de la sociedad tienden a modificar el entorno, poco a poco o de golpe, ningún cambio social transformará jamás a la naturaleza.
No somos las criaturas favoritas de la naturaleza, sólo somos parte de un mecanismo que la conforma.
La huida y el miedo marcan el inicio de la vida humana. La religión se deriva de la hechicería, de los rituales con los que se intentaba negociar con los elementos.
Basta con el más leve guiño de la naturaleza para que todo quede en ruinas (incendios, inundaciones, cataclismos, tornados, huracanes).
El desastre se abre sobre los buenos y sobre los malos. La vida civilizada requiere un estado de ilusión permanente.
La sexualidad y el erotismo constituyen la compleja intersección de la naturaleza y de la cultura en el cuerpo.
El sexo es poder. La identidad es poder. Las relaciones de occidente son de dominio. La ley universal “para que algo se cree, algo tiene que ser destruido” opera en el espíritu y en la materia.
La sexualidad humana es el punto más cercano y semejante a la fuerza de la naturaleza, es la naturaleza misma, desbocada, instintiva, poderosa, ocurre.
En ella no existe moral ni buenas costumbres, es un impulso primitivo. El deseo es el reflejo espectral de ese mundo primitivo. Un impulso.
La cultura, entonces, se opone a nuestros instintos.
Entre más triunfa un estilo más distancia hay con el impulso primero.
La limitación del espíritu por la materia, es un ultraje para la imaginación.
El sexo es demónico. Daimon, para los griegos es la fuerza dionisíaca. Es la sombra, con fuerzas negativa y positiva en igual condición.
Durante el día somos criaturas sociales, pero por la noche descendemos al mundo onírico, donde reina la naturaleza, donde la única ley es el sexo, la crueldad y la metamorfosis. En la vida del artista, lo demónico se cuela en todo momento, el erotismo. La noche está presente luchando contra el orden y la virtud. Los ojos del artista revelan esa parte oscura, a través de su temperamento.
No se puede entender el sexo porque no se puede entender la naturaleza. La ciencia es un método de análisis lógico de las operaciones de la naturaleza.
La ciencia occidental es un producto del espíritu apolíneo: espera ahuyentar y vencer a la noche arcaica por el procedimiento de nombrar y clasificar, con la fría luz del intelecto.
Nombrar es conocer, conocer es controlar.
Las culturas orientales nunca se han enfrentado a la naturaleza, más bien su forma es la obediencia, no la confrontación. No hay nada, sólo energía.
Occidente conoce por la vista. De lo que percibimos surge el arte. Es lo que identificamos, nombramos, reconocemos. En el reconocimiento está el control, se aleja el miedo.
Decimos que la naturaleza es hermosa, pero se nos olvida que inmediatamente después de lo hermoso, está la fuerza demónica, lo telúrico, lo “ctónico”, lo dionisíaco. La belleza de la tierra contiene su propia destrucción.
Mientras nosotros la vemos bella, la estamos reduciendo a nuestra expectativa, pero sólo estamos ocultando toda su fuerza.
Las primeras culturas occidentales plasmaban la fuerza de la naturaleza, creando una catarsis en el espectador. El elemento trágico se representaba en el personaje que tenía que padecer para conocer, para conocerse, para experimentar su naturaleza.
La catarsis se lleva a cabo en el ritual del teatro que es religioso. La comedia es la conclusión y liberación.
La tragedia es la disyuntiva que debe ponerse el héroe entre ser civilizado y primitivo. La mujer en la tragedia no tiene problema porque es su propia naturaleza, desplazándose en el espacio dramático en el que actúan dioses y héroes indistintamente.
Medea, por su propia naturaleza, puede matar a sus hijos.
La tragedia del elemento trágico es que se volvió una representación.
La cultura occidental se retiró de la realidad biológica de la mujer; Yin y Yan chinos son fuerzas equilibradotas, Kalhi, en la India es dadora de vida y destructora; Shekhina judía es la fuerza femenina de Dios, la revelación de la luz de Dios.
Las primeras culturas reconocen en lo femenino toda la fuerza de la tierra, la invocan para que propicie los ciclos naturales. Las caderas, el vientre, los genitales son una manera de hablar de la naturaleza. El hombre inventa las culturas celestes en las que un dios es el creador del universo para alejar el miedo que le representa lo femenino.
La ironía es que todo lo que utiliza la mujer en la actualidad para liberarse de lo masculino, es creado por el hombre.
El hombre pasa de la fuerza del cuerpo (dionisiaca) a la fuerza de la belleza por la cabeza (apolínea). La belleza en su concepción masculina.
El hombre ha creado la ciencia, la tecnología, filosofía, deporte, arte como oposición a la naturaleza.
Los ciclos de la mujer son los ciclos de la tierra, empiezan en un punto y terminan en ese punto, no sirven para nada, les basta con ser.
La historia evolutiva incluso la apocalíptica, es masculina, es un deseo de controlar el mundo. “Yo le pongo principio y le pongo fin”.
En la vida tribal, la mujer tiene una identidad ampliada o colectiva; las religiones tribales honran la naturaleza y se subordinan a ella. Honran a lo femenino. Pero la mujer no es libre porque no tiene elección, sólo puede aceptar. El hombre tampoco es libre porque vive para contar una historia, encomienda que le fue otorgada al no poder ser parte intrínseca de la naturaleza.
Los cultos celestes replegaron la fuerza de lo femenino a un segundo plano. El alto clasicismo es un logro apolíneo.
La Biblia se aleja de la naturaleza “ctónica”, mostrando a una serpiente que está dentro de Eva, no fuera. Ella es Edén y serpiente. El demonio es la mujer. En cualquier momento puede desatar las fuerzas de la naturaleza, (Lady Mcbeth).
El cuerpo de la mujer es un laberinto en el que el hombre se pierde, es lo contrario a la genitalidad masculina, que es evidente.
El amor se crea como un sortilegio para contener el miedo al sexo. Es un combate contra la fugacidad.
La belleza, un éxtasis visual, nos seduce y nos permite actuar, es la modificación apolínea de lo “ctónico”.
La belleza en la mujer es una manera de reducir todos sus componentes telúricos a la idea de objeto controlado creada por el hombre.
A partir del romanticismo, el arte es una búsqueda de adecuar el misterio femenino con la naturaleza y el mundo ético del hombre.
La poesía es la emoción en palabra, fluye y conecta al cuerpo con el espíritu. Cada palabra es una palpitación de la lucha entre el espíritu y el alma.
La emoción es pasión, un continuo de erotismo y agresividad.
Para que el espíritu se libere de la materia, los cultos celestes tienen que vencer a los cultos terrenales. Irónicamente, cuánto más se piensa con claridad apolínea más participa la mujer moderna en la negación de su sexo.
El paganismo es la exaltación del culto femenino, en el cristianismo todo este culto se anula y se crea la imagen de la Virgen como intercesora de Dios con la humanidad.
La naturaleza tiene su máximo esplendor al borde de su profundo deterioro:
El arma más eficaz contra el flujo de la naturaleza es el arte. La religión, los rituales y el arte empezaron siendo uno, y todavía sigue habiendo en el arte un elemento religioso o metafísico. Por minimalista que sea, el arte no se limita a ser un simple diseño, un compromiso con la belleza formal o evidente. Es, siempre, una forma ritual de reordenar la realidad.
El arte es un hechizo, el primer artista era un hechicero, luego fue sacerdote. El artista actual, sigue tratando de controlar la fuerza de la naturaleza, la que no se puede explicar.
El arte es orden, el orden no necesariamente es justo, amable o hermoso. El orden puede ser arbitrario, violento, cruel.
El arte no tiene nada que ver con la moral.
Los temas pueden ser presentes o no, son secundarios siempre. Su función es asentar la obra de arte en un espacio o tiempos concretos.
El artista no hace su arte para salvar a la humanidad, lo hace para salvare a sí mismo.
El arte es un lugar sagrado. Todo lo que entra a ese nuevo espacio es transformado. Es el teatro, la caverna, la hoja en blanco, la materia y el espacio escultórico, del lienzo, hasta la estrella de Hollywood.
Son seres hechizados que entran a una ventana, quedan ahí atrapados creando su propio tiempo y nunca podrán volver a salir de él.
Cualquier acto abominable en la vida real, exalta nuestros sentidos en la transfiguración artística.
El ojo occidental, es la mirada apolínea, delante del paisaje natural dionisíaco, la historia de la cultura es la manera en la que la fuerza de la sociedad se impone a la fuerza natural.
¿Erotismo o pornografía? ¿Arte o no?
La pornografía es arte ya que toma elementos de la naturaleza. Es lo popular que busca desentrañar lo oculto y hacerlo aparecer a los ojos del espectador.
Arte es contemplación y conceptualización, es el exhibicionismo ritualizado de los misterios originales. El arte ordena la brutalidad ciclónica de la naturaleza. El arte está lleno de actos transgresores, la fealdad y la violencia de la pornografía reflejan la fealdad y la violencia de la naturaleza.
La pornografía surge en una necesidad de identificar el espacio imaginario, si se prohíbe sólo se margina y crea más angustia.
Estamos siempre impregnados de lo sensorial y el sueño. El despertar emocional, es un despertar sensual, el despertar sensual, es sexual.
No hay nada menos erótico que una playa nudista, el sexo necesita del ritual para poder ser. No es hermoso, no es bonito, su belleza está en función del proceso.
La dialéctica pagana de Apolo y Dioniso se ajustaba plenamente y con total precisión a la establecida entre el espíritu y la naturaleza. El amor cristiano tuvo que inventar un Demonio (derivación del Daimon) para centrar el odio y hostilidad humanos. La psicología ha hablado de una descomposición social que arruina los ideales individuales sin reconocer que el individuo es esencialmente dominante. Entre más avancemos en el conocimiento, más lejos estaremos de las fuerzas naturales. No podemos hablar de la furia de la madre naturaleza y suponer que Jehová controla la fuerza de los elementos. No hay accidentes, sólo la naturaleza descargando toda su fuerza.
En el arte, las fuerzas de creación se concentran en la visión individual. El erotismo es la fuerza de vida que eleva al ser humano.
En cuanto hay imaginación, hay mito, en cuanto el mito se desarrolla, hay magia. La magia propiciada es la religión, la religión y el arte, como el erotismo, son la esencia creadora del ser.
El arte es nuestro mensaje desde el más allá el mensaje que nos transmite de lo que es capaz la naturaleza.
El arte occidental es la forma que lucha por despertarse de la pesadilla de la naturaleza.
Susana Crowley
Bibliografía:
Paglia Camille; Sexual Personae, 1990, By Yale University, Edit. USA.
La memoria del cuerpo en la historia del arte
Capacidad física, mecanismos de movimiento, anatomía, relación materia espíritu, evocación de un espacio religioso, receptáculo del erotismo, explorador hacia la muerte; el cuerpo humano es el centro de la reflexión filosófica y artística de este curso.
A través del cuerpo, iremos explorando las distintas épocas e interpretaciones que éste ha tenido.
Del sujeto al objeto, del campo de creación a su destrucción, del mito a la degradación, del interior al exterior, el cuerpo es la materia primera con la que cuenta el artista.
El cuerpo y la mitología:
El cuerpo de los dioses,
Del cosmos al cuerpo,
Cuerpo, espacio iniciático.
(Arte clásico de Grecia y Roma)
El cuerpo y la religión:
Cuerpo oscuro
Cuerpo de la iluminación
(Arte de la Edad Media)
El cuerpo y el arte:
El automatismo clásico
(Renacimiento)
El cuerpo y el erotismo:
El amargo don de la belleza
(El Barroco)
El cuerpo y lo sublime:
La imposición del cuerpo bello
(La Academia)
El cuerpo y su destrucción:
Los límites del arte en el cuerpo
(Expresionismo y neoexpresionismo)
El cuerpo y el vacío:
El uso y el abuso del cuerpo
La heridas
Acerca de la muerte.
Curso impartido por:
Susana Crowley
Maestra de Historia del arte
Martes 19:30
Dirección:
Costo: $ 6000.00
Inicio: 09 de febrero del 2010
Informes: ZUZAN8@PRODIGY.NET.MX
Subscribe to:
Posts (Atom)