Tuesday, April 27, 2010
Cristianismo, cuando la Idea se vuelve cuerpo…
Cristianismo, cuando la Idea se vuelve cuerpo…
Hasta ese momento se había utilizado la imagen de lo sagrado como una serie de narraciones que contenían la posibilidad de atisbar en lo distinto.
El Cristianismo es la posibilidad de la aparición del cuerpo de lo sagrado en sí mismo, sin narrativa, como un acto contundente, presencia, revelación.
El cuerpo de Cristo es el lienzo en el que magia, mitos, religión e historia se escriben de nueva cuenta. Una página en blanco donde no son necesarias las palabras. En lugar de los textos de múltiple exégesis surge la imagen contundente, vaciada de presencia y llena de ausencia.
Transustanciación:
La doctrina de la Transustanciación se basa en la narración bíblica de la última cena y en la interpretación literal que de ella se hace. Las palabras de Cristo son:
"Tomad y comed, esto es mi cuerpo. " ... "Tomad y bebed, esto es mi sangre"
Mateo 26: 26-29, Marcos 14: 22-25, Lucas 22: 14-20
Que deben ser tomadas literalmente, sin interpretaciones simbólicas, ya que el texto original del Evangelio según San Juan utiliza las palabras griegas "fagon" que significa literalmente "comer".
Para entender la doctrina de la Transustanciación se emplean dos términos filosóficos básicos: sustancia y accidentes:
Sustancia es aquello que hace que una cosa sea lo que es.
Accidentes, son las propiedades no esenciales, perceptibles por los sentidos.
Por ello, en la Transustanciación, la sustancia del pan cambia, por un milagro y por las palabras de la consagración que pronuncia el sacerdote, y se convierte en la sustancia del cuerpo de Cristo, el pan ya no tiene lo que lo hacía pan, ahora es el cuerpo de Cristo, de igual manera pasa con el vino, pero permaneciendo los accidentes del pan y el vino como su olor, textura, sabor. Como la sustancia es la de Cristo, cualquier pedazo minúsculo contiene a Cristo todo entero, igualmente cualquier gota del vino. De este modo comiendo sólo el pan o bebiendo sólo el vino se come o bebe el cuerpo entero de Cristo.
El Catecismo de la Iglesia Católica afirma al respecto:
"La presencia del verdadero Cuerpo de Cristo y de la verdadera Sangre de Cristo en este sacramento, `no se conoce por los sentidos, dice S. Tomás, sino sólo por la fe , la cual se apoya en la autoridad de Dios'. Por ello, comentando el texto de S. Lucas 22,19: `Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros', S. Cirilo declara: `No te preguntes si esto es verdad, sino acoge más bien con fe las palabras del Señor, porque él, que es la Verdad, no miente"
S. Tomás de Aquino, s.th. 3,75,1, citado por Pablo VI, MF 18.
Inmediatamente después de que el rostro de Cristo fue revelado como la imagen de Dios encarnado, el cristianismo incipiente se dividió en dos grandes bandos: Para unos, Constantinopla, que adoptaron la línea imperial, la representación del rostro de Cristo y su culto, serán a partir de entonces hechos prohibidos y blasfematorios. Para otros en cambio, que se dicen fieles seguidores de la tradición, este rostro debe ser pintado y adorado a pesar de todas las represiones militares de las que fueron objeto los iconófilos. No hace falta decir que estamos evocando la crisis iconoclasta, que en su parte más profunda, trata de la legitimidad del icono que manifiesta el rostro de Cristo, el Hijo de Dios también llamado Economía del Padre. Para unos, la Economía fue restrictiva; para otros autorizaba la proliferación de una imagen.
Economía, es decir okonomia, se lee en griego IKONOMIA; dicho de otro modo, el gestor supremo, el gran ecónomo, es Dios Padre, que dispensó su esencia para distribuirla a través de su propia imagen, imagen natural del Hijo.
Nicéforo decía en sus “Antirréticas II”
“¿Quién pues, por poco sentido común que tenga, no pensará que una cosa es la inscripción y otra diferente la circunscripción? La circunscripción se entiende como la mimética, que implica el trazado de los contornos y la representación según un modelo natural. La inscripción, es apuntar la mirada en un cuerpo que, aunque aparezca en un espacio especifico, está ajeno a su posible totalidad en ese espacio. Está vacío de él.
El debate inicia a partir de la relación poder /mirada. El icono no encierra la materia dentro, la apunta y lanza al infinito. No aprisiona ni limita el Rostro. El Verbo no puede ser detenido puesto que es movimiento puro. La inscripción reivindica la palabra, el verbo. Crea un trazo o graphé que anuncia. En el trazo está el acto de fe, la posibilidad de no nombrar lo que es innombrable.
Cristo no está cercado en la imagen, es decir, no está circunscrito, pues la imagen no es un ser, sino un relativo. La carne de la imagen, encarnación de la ausencia, es tan sobrenatural como lo fue la carne de Cristo después de la resurrección. La mimesis icónica instaura, pues, un parecido que no es una identidad esencial, un parecido formal que indica una dirección de mirada y no un lugar de reconocimiento.
La imagen de Cristo esta vaciada de su presencia pero llena de su ausencia.
No puede existir algo más fiel a la encarnación que la kénosé, es decir, el vaciamiento. Encarnarse es vaciarse. Cuando el verbo se hizo carne, la divinidad no se llenó de materia, ni la materia de divinidad. El icono como memoria de encarnación, es una memoria del vaciamiento, que plantea el problema de la infinitud del trazo. La kénosé es la legitimización de la humildad, la pobreza y la desnudez del Mesías. En una palabra, kenosis, en el gasto del supremo ecónomo, es el sacrificio del Padre que exilia a su hijo fuera de la gloria durante su vida terrestre. No porque deje de participar en la gloria del Padre, sino porque ha renunciado a volverla visible.
La kenosis fue sin duda el momento que marcó la elección suprema al mismo tiempo que el absoluto, la muerte en la cruz, acompañada del grito “¿Por qué me has abandonado?”. De este modo, el desgarro que encarna el signo que le designa por sus contornos, deberá ser más negro sangrante y terrible, es la idea de la definición total en el espacio de un tiempo otro.
Una de las más poderosa pruebas de trasgresión de la naturaleza humana.
El trazo produce una partición del espacio, como la venida del Cristo ha producido la partición del tiempo entre la antigua y la nueva alianza. Ahora los cristianos tienen derecho al rostro, signo de la nueva Ley. Cristo debe ser representado en la cruz, la sola idea de la cruz desnuda es la imagen de la miseria humana. El sacrificio es la enunciación del no límite histórico sino de la posibilidad de horadar en él.
La transfiguración del cuerpo que ha resucitado, es el rostro, la mirada, es la presencia pura.
La imagen del rostro de Cristo, bordea al Cristo, del mismo modo que su gracia ausente, bordea la mirada del contemplador que metamorfosea esta ausencia en presencia porque tiene fe.
El Cristo sobre el icono no es agradable porque no es una figura que decora. No está visible pero sí ve, el icono instaura una relación entre dos miradas. El icono es completamente exterior. Todos los rasgos del Cristo no existen como tal con las rasgaduras, en la materia de lo sagrado.
El color se coloca por estratos sucesivos, desde el más oscuro hasta el más transparente. El gesto del iconografísta es la memoria de la redención progresiva de la carne que sólo ofrece a la mirada una superficie apta para la travesía del espíritu. El rostro de Cristo en el icono, bordea su esencia, reitera la encarnación sin llegar a presentarlos nunca. El lugar del icono es el infinito.
La idolatría es relegada, puesto que la mirada no encuentra nada sobre lo que “pacer” sobre este objeto vacío.
La economía preside todas las formas de encarnación posible, es decir todas las nidaciones productivas de sentido a partir de una forma vacía. La economía ocupa un lugar en una tópica uterina. Es el cuerpo de la madre. María es la residencia del infinito. La Iglesia también tiene entrañas. La Virgen es el cuerpo de la Iglesia. La Iglesia contiene a Dios sin encerrarlo.
El rostro humano de Cristo es el fruto del vientre de la Virgen, tiene la forma de Cristo y permanece vacío en el sentido de que el lugar de kenosis.
El icono es la imagen del poder temporal y espiritual contenido por el vaso comunicante que es la Iglesia.
El icono es sólo un hilo muy frágil, sutil, en el que se metaforizan lo vacío y lo lleno.
El iconoclasta (quien está en contra de la imagen) queda sin respuesta ante la imagen contundente del Cristo.
La metáfora es la posibilidad eterna, el deseo; el iconoclasta no sabe de la metáfora*, sólo conoce la alegoría* no conoce el espacio simbólico, no atisba en el vacío.
Metáfora: Es cuando se establece una relación de semejanza entre 2 términos y alguna característica o cualidad que existe entre ambas.
Alegoría: figura literaria o tema artístico que pretende representar una idea abstracta valiéndose de formas humanas, animales o de objetos cotidianos.
La forma va en contra del vacío, siente horror de éste.
En el arte, la idea de que la forma llene al espacio, es un horror al vacío a la no intervención, a la sensación de no control. El arte controla los espacios, los llena, inunda de presencia formal el espacio abierto, el vacío. Crea su propio tiempo y ata el espacio a este tiempo. Es una lucha en contra de lo posible, del deseo. En la obra de arte total, el deseo deja de ser autónomo y deviene objeto de deseo.
La Iglesia, que centra su poder en el rostro de Cristo, el icono, se ha convertido en la clave de la perennidad de una idea. Por eso es un espacio diferenciado, lo sagrado deviene un tiempo propio, deja de ser profano y nos lleva a la metáfora.
El canto gregoriano se vuelve memoria de la eterna caída. En su duración pareciera vencer el vacío de Dios. Es un recordatorio de la pérdida del paraíso. Un eterno ritual que nos hace presente eso que se nos fue de las manos.
En otros tiempos, en Rusia, bajo un régimen socialista que desacreditaba toda imagen icónica que estuviera fuera de los código del estado soviético, Casimir Malevich buscó los espacios vacíos, llenó de suprematismo el universo para apuntar la posibilidad de un vacío pleno.
"Las claves del Suprematismo me están llevando a descubrir cosas que todavía están fuera del conocimiento. Mi nueva pintura no pertenece únicamente a la tierra. La tierra ha sido abandonada como es diezmada una casa. De hecho, el hombre siente un gran anhelo por el espacio, un impulso de "liberarse del globo terráqueo"". "Me ví a mí mismo en el espacio, oculto entre puntos y bandas de color; entonces entre ellos me sumergí en el abismo. Aquel verano me declaré a mí mismo el dueño del espacio". "El Suprematismo es un arte de los colores puramente pictórico, cuya independencia no puede ser reducida a un solo color (...) La necesidad de obtener el dinamismo de la plástica pictórica indica el deseo de hacer salir a las masas pictóricas del objeto para ir hacia la autonomía del color, hacia la hegemonía de las formas pictóricas que constituyen exclusivamente su propio fin con relación al contenido y a los objetos, para ir hacia el Suprematismo no figurativo, el nuevo realismo pictórico, la creación absoluta. El cuadrado es un niño regio lleno de vida. Es el primer paso de la creación pura en arte. Antes de ella existían fealdades tontas y copias de la naturaleza. Nuestro mundo del arte se ha vuelto nuevo, no figurativo, puro. Todo ha desaparecido, ha quedado la masa del material a partir de la cual va a construirse la nueva forma". (De Kazimir Malevich, Catálogo del Metropolitan Museum of Art, New York, 1991; de Malevich, Artist and Theoretician, 1990; y El nuevo realismo plástico.K.Malevitch, Alberto Corazón,1975).
En otro momento, Mark Rothko crea en su pintura espacios en los que todo puede ser, en un ámbito que “religa”, que nos lleva a un encuentro con nosotros mismos. Sus cuadro dejan de ser un expresión formal para llevarnos a un estado. El estado puro de la materia…
En 1964 recibe de Dominique y John de Menil el encargo de realizar una serie de obras de gran formato para una capilla que piensan levantar en la universidad católica de Houston. Se trataría de un espacio dedicado al ecumenismo, y a la meditación, de búsqueda de la espiritualidad. El artista aceptó el encargo, pero solicitó al mismo tiempo que se le permitiese aportar sus propias ideas acerca de las trazas del edificio. Tanto se implicó el pintor en la obra que, hasta cierto punto podemos considerar que el diseño le pertenece por completo, aunque fuesen dos arquitectos quienes firmaron el proyecto.
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Surgió así un conjunto de líneas austeras, con planta octogonal, sin ningún símbolo religioso y en el que sólo encontramos los catorce grandes murales que Rothko diseñó, dispuestos de forma individual o en tres tripticos, tal como puede apreciarse en la planta que adjuntamos. En estos grandes lienzos hay una búsqueda de la monocromía, que alcanza a la mitad del conjunto.
Tríptico central de la capilla. HYPERLINK "https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgK1AHfqQa6yfA3nrDwmF4_t53md3dgPr_i6t0SPhWqWCoFN5DT8Dwp-cQMNLq1KCzFfcfU1dsm9ULvIWeTbp5xYpl4G6yRl2KaL_kgec4nU8M8oYfbym6kXorZrbJbrQWdpaLQoEut_621/s1600-h/triptico+central.jpg" INCLUDEPICTURE "https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgK1AHfqQa6yfA3nrDwmF4_t53md3dgPr_i6t0SPhWqWCoFN5DT8Dwp-cQMNLq1KCzFfcfU1dsm9ULvIWeTbp5xYpl4G6yRl2KaL_kgec4nU8M8oYfbym6kXorZrbJbrQWdpaLQoEut_621/s400/triptico+central.jpg" \* MERGEFORMATINET
Por lo demás, son predominantes los colores oscuros (negros, violetas, marrones), acentuando la simplicidad de la composición respecto a otras obras de momentos anteriores y presentando al mismo tiempo una clara tendencia al hermetismo, de forma que parecería como si la mayor introspección de Rothko en estas obras requiriese una actitud semejante del espectador.
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En definitiva, los cuadros de Mark Rothko son ahora, más claramente que en ningún otro momento, una llamada a la búsqueda de la trascendencia, aunque ésta pueda tener en muchos seres humanos unas claras connotaciones religiosas. Pero no es fe lo que hay en la obra de Rothko. Él mismo decía a los de Menil que los lienzos de la capilla le habían enseñado que "extenderse más allá de lo que pensé era posible para mí".
No sé bien a qué se refería Rothko con ese "extenderse". Para entonces su depresión crecía y acabaría por llevarle al suicidio en febrero de 1970. Un año después la capilla Rothko quedaba inaugurada, acompañada de un estanque que la refleja y en la cual se alza la obra "obelisco roto" de Barnett Newman.
James Turrell, el vacío es el sitio de la permanencia de lo sagrado. Es el espacio de la posibilidad, del encuentro y del inicio.
James Turrell, el artista de la luz
Es uno de los más grandes en el mundo de los artistas. Dentro del círculo del arte existe un notable reconocimiento a su nombre y a sus fascinantes y increíbles obras. Fuera de la comunidad artística quizás Turrell sea un hombre muy poco conocido.
Es el artista de la luz, de la percepción y los espacios, ha creado alguna de las más interesantes obras de arte del mundo. Sus obras son generalmente espacios llenos de luz con una gran percepción de lo que se está viendo.
INCLUDEPICTURE "http://elbauldejosete.files.wordpress.com/2009/03/skyspace-738906.jpg?w=378&h=246" \* MERGEFORMATINET
Una de sus obras, Skyspace, es un habitación cerrada con cavidad para aproximadamente 15 personas, dentro los espectadores se sientan en bancos alrededor. Una apertura en el techo donde la noción de la luz adquiere una visión diferente del cielo.
La manera en la que Turrell instaura estados más allá de un mero espacio plástico, hace que el espectador entre en sí mismo y contacte con realidades mucho más profundas y trascendentes. El estado de introspección genera un encuentro con la imagen del vacío, en una existencia en la que el universo está contenido como un espejo de nosotros mismos.
INCLUDEPICTURE "http://elbauldejosete.files.wordpress.com/2009/03/gpc_work_large_183.jpg?w=354&h=271" \* MERGEFORMATINET
Otro de sus trabajos Acton, es una exposición muy importante en el Museo de Arte de Indianápolis, su trabajo es una habitación que parece tener un lienzo en blanco en el centro. En realidad es un agujero rectangular en la pared, iluminado de brillante forma por Turrell. Es tal el realismo que muchos de los visitantes incautos, intentan tocar el inexistente lienzo.
INCLUDEPICTURE "http://elbauldejosete.files.wordpress.com/2009/03/fenton_power_centre_james_turrell_lunette.jpg?w=290&h=400" \* MERGEFORMATINET
Su última y ambiciosa obra ha llamado la atención por su situación y aparatosidad. Es el increíble proyecto “Cráter Roden“.
El cráter Roden Turrell, es un largo proyecto que se está construyendo en un volcán inactivo, exactamente en el desierto Pintado en el norte de Arizona. Turrell compró el terreno con las donaciones de la fundación Guggenheim y algunos de sus simpatizantes.
INCLUDEPICTURE "http://elbauldejosete.files.wordpress.com/2009/03/turrelrodencrateraerial.jpg?w=271&h=311" \* MERGEFORMATINET
Su objetivo, convertir esta natural ceniza volcánica en un tremendo observatorio en el cráter del volcán. Diseñado específicamente para una completa visualización de todos los fenómenos celestiales. Buscando algunas respuestas como el calendario Maya.
En 1978 fue un difícil momento en la construcción, Turrell había trabajado en el proyecto desde 1972. Las expectativas eran terminar en 2 o 3 años. Viendo el trabajo realizado en varios años parecía imposible, dejó de recibir donaciones y su sueño quedó transformado en una obra de arte inacabada.
Jim luchó por encontrar financiación. En 1999, 21 años más tarde comenzó de nuevo el proyecto Cráter Roden y continua hasta el día de hoy. Un gran ojo observatorio anclado en un cráter de 3 kilómetros, cuyos planes de apertura al publico están programados para el 2011.
“Siento que mi trabajo es realizado por un ser, un individuo. Se podría decir que soy yo, pero no es verdad. Quiero crear una atmosfera que se pueda conectar con la mirada, al igual que el pensamiento sin palabras que viene en busca de la iluminación. El crater Turell trae los cielos a la tierra, vinculando las acciones de las personas con los movimientos de los planetas y las galaxias.”
Susan Crowley
Bibliografía:
Florenski Pável, La perspectiva invertida; Siruela 10. España
Michel Feher, Ramona Nadaff, Fragmentos para una historia del cuerpo humano; Taurus. España
Nicéforo el Patriarca, antirréticas; Siruela 22. España
Apuntes extraídos de Wekepedia.
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